lunes, 18 de marzo de 2019

El estilo es el hombre (Valeria Guzmán)






El estilo es el hombre

Tengo veintiséis años- represento mucho menos- y si bien me gusta esta época y llevo, en general, la vida de cualquier chica sociable, hay muchas cosas con las que no estoy de acuerdo. ¿Será porque nací y me crié en una provincia?.Allí conocí durante las vacaciones a un muchacho que, como yo, vive en Buenos Aires. Lo vi muchas veces y nos enamoramos. Me pareció diferente de los otros. Pero al volver a encontrarnos aquí siento que aquel clima-podríamos decir poético- se ha roto y actúa igual que cualquiera, de manera vulgar, desabrida, automática.¿Será la influencia del medio? No me gusta su estilo, pero creo que valdría la pena hacerlo reaccionar. ¿Qué me aconseja?

Zulma (Capital)

No le eche la culpa a esta ciudad: hay cielos, lunas y misterios como en cualquier provincia, si se sabe mirar. La mecanización y el vacío no son enfermedades endémicas de Buenos Aires y, aunque lo fueran, sólo son contagiosas para los propensos. En lo demás estoy de acuerdo con usted. Una relación sin sal y sin pimienta, sin encanto y sin intensidad es tan sosa como el agua lavada. Hable claramente con ese distraído. Explíquele lo que la atrajo, lo que espera de él y de la vida misma. Si no cambia, déjelo. Quiere decir que este estilo, el de ahora, es el verdadero.


Vida limpia y feliz

Mis días son monótonos desde que tuve que dejar de trabajar. Sufro de miopía, lo cual me impide practicar deportes o estudiar una larga carrera o convertirme en importante ejecutiva. Soy introvertida; tal vez por eso no cuento con amistades. Tampoco tengo novio. Si no salgo con mi madre, mi padre no me permite salir, y a ella no le gusta, pero quiere que me case y me vaya. Hace un año que salgo con un hombre casado, dos o tres veces por semana. El me ayuda económicamente. Necesito encontrar una salida hacia una vida limpia y feliz.

Gabriela, Bahía Blanca.

Usted estudia y no estudia. Su padre le prohibe salir sin su madre, y usted sale y no sale. Vive encerrada, no tiene novio, y se encuentra tres veces por semana con un hombre casado. Lo que le puedo decir es que salir con un hombre casado es el peor camino para desembocar en “una vida limpia y feliz”. Trate de aclarar sus contradicciones. Luego, vuelva a escribirme.

Mirarse a fondo

…Y como ve, toda esta historia podría resumirse así: “Quiero a un hombre, él me quiere- lo sé por un amigo común-, pero está enfermo, le queda poco tiempo de vida, y por eso no me lo dice. ¿Cómo hacer para que se case conmigo y poder darle un hijo, que sé que es lo que más desea?

Julieta, Banfield.

Realmente, tu carta es el argumento de una mala novela. No por eso deja de ser terrible, si ese resumen es verdadero. Aunque me resulta increíble, te contesto de todos modos: ¿tu problema es solamente cómo hacer para que se case contigo? ¿Has pensado exhaustivamente como vas a vivir una situación cuyo desdichado desenlace ya conoces?
¿Has pensado con qué estado de ánimo compartirías ese infierno? ¿Llorando, simulando alegría, desesperándote, resignándote? “Realízalo” a fondo, sin trampas, minuto por minuto. Si resistes, si vuelves a apostar a perder, sigamos adelante: habla francamente con él, dile lo que sabes y que estás dispuesta a todo, hasta el final. Convéncelo: la decisión te dará argumentos, piensa también a fondo en ese posible hijo cuyo destino estás decidiendo, en parte, por anticipado. ¿Tienes derecho? Cuando lo hayas resuelto, vuelve a pensar en tu futura vida. Y sólo después actúa. No puedo decirte más.

Voluntad

Tuve que abandonar mis estudios comerciales porque mis padres tenían que pagar una deuda. Desde entonces me ponen obstáculos para que siga estudiando y además me maltratan.

Alicia, Capital.


Tu carta tiene muchas contradicciones. ¿Estás segura de que la culpa es sólo de tus padres? Si realmente tienes profundos deseos de estudiar ¿por qué no lo haces en algún colegio del estado? Son gratuitos. A esta altura del año tendrías que dar exámenes como alumna libre. Pero puedes estudiar en cualquier biblioteca. Si quieres, escríbeme otra vez.

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