lunes, 15 de abril de 2019

Una casa habitada por la poesía : Entrevista a Daniela Rodi, responsable de la Casa Museo Olga Orozco (Toay, La Pampa)



Daniela Rodi es museóloga, artista visual y responsable de la Casa Museo Olga Orozco que funciona en la casa natal de la poeta en Toay, provincia de La Pampa.
Conversamos con ella acerca de la reapertura de la casa y de su propuesta expositiva que expande el universo orozquiano a través del juego y la poesía.







Luego de dos años reabre la Casa Museo Olga Orozco con esta muestra ¿cómo surge la propuesta?

La nueva propuesta expositiva de la CMOO, surge en primer lugar de repensar la idea de museo, de hacernos preguntas sobre que tipo de institución queríamos construir, qué servicios brindar y sobre todo cómo provocar una experiencia memorable en quienes nos visiten. Los casi dos años que se requirieron para solucionar problemas edilicios de algún modo nos ayudaron, nos dieron el tiempo, para que estas preguntas que nos hacíamos fueran encontrando posibles respuestas y nos dieron la oportunidad de reconectar con una comunidad de visitantes a la que hasta ahora no teníamos como protagonista de nuestro día a día que son los niños, niñas y adolescentes. Nos centramos en producir contenidos y acciones dirigidas a compartir el universo de Olga Orozco con ellos a través de un proyecto educativo itinerante al que llamamos "La Casa Ambulante”, porque al igual que en la imaginación de la Olga niña que habitó esta casa, hoy museo, deseábamos una casa museo que se desplazara de un lugar a otro.





Luego de contarte esto puedo decir que la nueva puesta de la casa museo tiene que ver con el deseo de conectar con la infancia que todos mantenemos dentro nuestro, de ser un espacio de museo mas amable que coquetee con la idea de ser una casa mitad real, mitad ficción. A través de los relatos autobiográficos de Orozco de “La oscuridad es otro sol”, ingresar en su manera de mirar, que es la de una niña que asombrada empieza a descubrir el mundo y justamente ese primer mundo es la pampa. 

En esta experiencia nos guía una gata, Berenice, ¿por qué?

Nos guía Berenice, porque nadie podría hacerlo mejor. Ella es otra cara de Olga, es su otra yo, la que ha visto todo y puede entonces ayudarnos a atravesar cualquier espacio de este lado de la realidad y de cualquier otro. La gata Berenice, la de “Cantos a Berenice”, la que atraviesa el abismo para encontrarse con Olga y compartir quince años con ella, es ante todo un gato, por lo tanto todo aquello que no debe ser un guía de museo. Esta provocación es justamente para “pinchar” a nuestros visitantes, motivarlos a dejarse llevar y construir su propio relato en cada sala, construir ellos su visita,  aportar su mirada, su emoción, sus inquietudes. 

La Casa Museo Olga Orozco dista mucho de la idea que se tiene de estos espacios ¿qué es lo que propone?

La Casa Museo Olga Orozco, es una casa de la palabra, de la poesía… puede ser el museo que quiera ser. Puede transformarse y mutar tantas veces como quiera. 
No hay tipologías museológicas para espacios como éste, aunque en mi opinión esas tipologías ya caducaron para todos los museos. 
Cada museo es un mundo en sí mismo, que ya no responde solamente a sus colecciones, un museo de este tiempo responde sobre todo a sus visitantes, quiere ayudar a hacer mejores sus vidas, aunque sea un momento del día. Por eso necesita reinventarse, pensarse a sí mismo y quienes trabajamos en ellos tenemos que entender que los museos están siendo, son presente, y se modifican cuando sus colecciones son activadas por quienes los visitan. 
Pensar hoy una Casa Museo Olga Orozco que relate de manera lineal o intente reconstruir la idea de casa familiar del 1900, es de algún modo quedarse quieto en un momento del pasado y mirar con nostalgia lo que fue, cuando justamente Olga Orozco si hay algo que no hace es mirar con nostalgia el pasado. 
Ella nos convoca en su poesía a pensarnos en un tiempo que reúne todos los tiempos, y que sobre todo está siendo ahora. Lo estamos haciendo. Esta idea es poderosa, nos alienta y nos da esperanza,  ¿y si eso mismo pudiera hacerlo un museo?


propuestas de La Casa Ambulante



La obra de Olga Orozco tiene fama de solemne e inaccesible ¿cómo enfrentás ese prejuicio en las actividades cotidianas del museo?


Creo que ese prejuicio es alimentado por quien justamente no se ha zambullido en su lectura. Es verdad que su poesía, su universo es infinito y complejo, pero cualquier cosa vista desde afuera puede serlo. Creo que la manera de atravesar esa distancia que se mantiene al referirse a la obra de Orozco, al menos la que elijo, es la de escucharla a ella misma hablar de lo que la conmueve, la lleva a escribir, conocer que es para ella la poesía… porque creo, ante todo que Orozco ha sido un ser que ha buscado respuestas y ha intentado encontrarlas en la poesía. 
Su vida y su poesía están ligadas y se alimentan mutuamente. Inevitablemente una lleva a otra. 

El programa educativo del museo,  "La Casa Ambulante" acaba de ganar un importante premio ¿en qué consiste?


El proyecto “La Casa Ambulante”, el año pasado fue premiado con una mención de honor del Premio Ibermuseos de Educación. Ibermuseos premia proyectos sobre los más variados e innovadores enfoques, realizados por los equipos de educación de museos públicos, privados o mixtos de Iberoamérica. En 2018, por ejemplo, se recibieron 192 inscripciones para el Premio desde  Argentina, Brasil, Bolivia, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, España, México, Perú, Portugal y Uruguay. Es posible consultar una selección de las iniciativas premiadas en el Banco de Buenas Prácticas en Acción Educativa y encontrarnos.


La Casa Ambulante propone una serie de acciones educativas fuera del ámbito del museo, en distintos contextos de participación ciudadana. Trabaja a partir de los conceptos de palabra y poesía, tomando como herramientas de pensamiento los modos actuales de producción artística y la vida cotidiana. Busca propiciar nuevas situaciones colectivas de relación y aprendizaje.

Reconociendo que todos tenemos distintas habilidades y una gran herramienta en común que es la palabra, colaboramos en ampliar la percepción cotidiana, ofrecer la posibilidad de vivir el lenguaje, la palabra y el pensamiento en libertad. Ayudar a que chicos y chicas puedan construir un propio universo de sentido, a reconocerse capaces de modificar su entorno, entender así que algo mínimo puede significar grandes cambios.

La modalidad itinerante nos predispone a repensar las posibilidades políticas de otras prácticas colectivas que desbordan la institución museo, al mismo tiempo que nos posibilita recuperar planteamientos pedagógicos y repensar nuestra idea de infancia.
Hoy para La Casa Ambulante la infancia es un estado, un estado que nos acompaña y que crece con nosotros a lo largo de nuestra vida. Pensamos que nuestra relevancia puede germinar en experiencias que alimenten a ese niño que nos acompaña.


la casa


¿Cuáles fueron los caminos que te llevaron a Olga Orozco?


Los caminos que me llevaron a Olga Orozco, fueron en principio la museología que me llevo a su casa. Pizarnik, leída en la adolescencia. Y luego, trabajando en el museo desde 2004 inevitablemente su biblioteca personal que me llevo a su mundo. Mi trabajo siempre a sido trabajar con los libros, en un principio la curiosidad me llevo a hurgar y descubrir dedicatorias, conexiones. Un descubrimiento muy ingenuo también. Luego eso se transformo en admiración y así cada día hasta hoy luego de más de 10 años en que sigo descubriendo por ejemplo la receta de su famoso pastel de papas, o la carta a una amiga en donde cuenta que está muy triste y esas pequeñas novedades alimentan nuevas aristas de un personaje inmenso, y cercano… aunque la haya conocido como la mayoría de los pampeanos a través de este museo.


taller de talismanes 


¿Cómo vinculás tu trabajo en el museo con tu propia producción artística?


Para mí Olga Orozco es un referente artístico, siempre presente, es un referente digo, porque es alguien con quien me gustaría que mi obra dialogue. Es una ambición enorme, pero me pasa. En algún momento se me ha pegado mucho de su universo, luego yo también he madurado y encontrado mi propio mundo, que no es en apariencia muy cercano, pero se encuentran pienso en la manera de entender el hacer, en la imposibilidad de pensar lo cotidiano separado de lo artístico, la creencia de un lenguaje que nos modifica, en ciertos poderes que nos trascienden y que con suerte nos atraviesan. 

Aunque creo que, inevitablemente, mi trabajo en el museo está influenciado no solamente por mi mirada de artista visual sino también por la de muchos otros colegas que admiro, los cuales con sus obras me dan herramientas para reflexionar sobre las prácticas de los museos.

Si tuvieras que recomendar una puerta de acceso para la obra de Orozco ¿cuál sería?

Una puerta de acceso a Olga Orozco es el museo, jaja, conocer su casa, aunque se la conozca vacía. Caminar por Toay, dejarse llevar por el viento de agosto. Observar cómo brillan las piedras debajo del agua, los ojos de los gatos, meter las manos en la arena tibia. Luego han cientos de puertas por abrir, aunque yo recomiendo siempre la misma, esto, dejarse asombrar por pequeñas cosas, construirse una mirada atenta.




Entrevista realizada por Marisa Negri / abril 2019


Casa Museo Olga Orozco

@cmolgaorozco